En estos 40 días Dios nos desafía a mirar el mal que hay dentro nuestro y dejar de intentar convivir con él, dejar de conformarnos a vivir en esa mediocridad!
Los 40 días de Noé en el arca, nos traen a la mente la necesidad de la purificación. Nos ponen de manifiesto que Dios no se agrada de la maldad y del pecado en ninguna de sus formas. Y nos hablan de la necesidad que de una vez por todas muera el viejo hombre y que renazca el nuevo, el que Dios ha creado, el que Jesús con su muerte y resurrección ha hecho nacer.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura, es las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas (2da Cor 5:17)
La purificación es dolorosa e implica renuncia y obediencia pero funda nuestra vida en la santidad de la verdad y la justicia, y el amor de Dios que nos trae la obediencia que nos da la identidad de Ser Hijos de Dios.
¿Cuáles son esas costumbres que me hacen vivir atado al mal? ¿Esas cosas que me hacen ciudadano previo al diluvio?